Colón pisó fuerte en el Sur y marginó a Lanús de la pelea
El Sabalero se impuso por 2-1 como visitante sobre el Granate, que sufrió su segunda caída al hilo y quedó a nueve puntos del líder Estudiantes. Larrivey (PT 38m) y Díaz (ST 5m) marcaron para el equipo de Gamboa, mientras que Romero (ST 21m) descontó para el anfitrión.
Colón derrotó por 2-1 a Lanús como visitante y le impidió acercarse al líder Estudiantes, que ostenta una ventaja de nueve puntos sobre el elenco del Sur. El Sabalero golpeó en los momentos justos y sumó su segundo triunfo en el ciclo de Fernando Gamboa. En tanto, el Granate sufrió su segundo traspié al hilo y no pudo subirse al último tren de la pelea por el título.
Pese a que los protagonistas se acercaron muy poco a los arcos, el desarrollo del primer tiempo fue intenso. Quizás carecieron de profundidad, pero ambos equipos siempre tuvieron la valla rival entre ceja y ceja. Fiel a su estilo, Lanús asumió la iniciativa y procuró elaborar jugadas con prolijidad. Por su parte, Colón hizo un planteo práctico y se mostró incisivo mediante el recurso del contragolpe.
La posesión de la pelota fue del local, aunque éste hándicap fue inservible ante la falta de desequilibrio en los últimos metros. El Granate dejó en claro lo mucho que extraña a Sebastián Blanco y el uruguayo Mario Regueiro no pudo gravitar demasiado. En cambio, el equipo santafesino lució más cómodo en la sala de espera y más claro para avanzar mediante la habilidad de Damián Díaz y las trepadas de los carrileros Ismael Quilez y Juan Quiroga.
La primera gran emoción de la noche llegó a los 30, cuando Diego Pozo tapó un remate de Silvio Romero y salvó al Sabalero. A partir de entonces, Lanús encontró una llave para abrir el cerrojo rival: Javier Carrasco. Respaldado por la gente, el juvenil empezó a inquietar con su velocidad y sus centros. Pero en el mejor momento del Granate, Colón (ya sin Fuertes, víctima de una lesión) acertó un contragolpe y abrió el marcador. Fue a los 39, cuando Joaquín Larrivey conectó de cabeza un centro de Quilez y le dibujó una sonrisa a Fernando Gamboa.
Los reproches que se escuchaban en la platea local por la injusta ventaja de Colón se quedaron sin argumentos en el inicio del complemento. A los 5, Díaz marcó un golazo en una jugada que arrancó con una serie de toques por izquierda y terminó con una genial definición del ex Boca en el área, que incluyó fintas, un enganche y un zurdazo cruzado. Lanús sintió el golpe, expuso su impotencia y tuvo una reacción muy tibia.
El Sabalero decidió cuidar la ventaja de la manera ideal, porque se defendió con la pelota y procuró cuidarla como un tesoro. Enfrente, Lanús se desteñía con el pasar de los minutos. Pero el fútbol da sorpresas siempre y, cuando nadie lo esperaba, Lanús descontó a los 21. Guido Pizarro tocó con Regueiro, quien desbordó por izquierda y encontró a Romero de cara al arco. El cordobés entró en soledad y no perdonó a Pozo.
El descuento fue como una inyección de fútbol para el elenco de Luis Zubeldía. La gente detectó la mejoría y apuntaló con su aliento. Y Colón se angustió en cada intervención de Ramírez, Castillejos (dos de los ingresados) y Romero. Obviamente, el local también se expuso en cada réplica y pudo haber sufrido el tercer tanto. El final fue electrizante e hizo vibrar a ambos protagonistas, aunque el que terminó con una sonrisa fue el visitante.
El Sabalero se impuso por 2-1 como visitante sobre el Granate, que sufrió su segunda caída al hilo y quedó a nueve puntos del líder Estudiantes. Larrivey (PT 38m) y Díaz (ST 5m) marcaron para el equipo de Gamboa, mientras que Romero (ST 21m) descontó para el anfitrión.
Colón derrotó por 2-1 a Lanús como visitante y le impidió acercarse al líder Estudiantes, que ostenta una ventaja de nueve puntos sobre el elenco del Sur. El Sabalero golpeó en los momentos justos y sumó su segundo triunfo en el ciclo de Fernando Gamboa. En tanto, el Granate sufrió su segundo traspié al hilo y no pudo subirse al último tren de la pelea por el título.
Pese a que los protagonistas se acercaron muy poco a los arcos, el desarrollo del primer tiempo fue intenso. Quizás carecieron de profundidad, pero ambos equipos siempre tuvieron la valla rival entre ceja y ceja. Fiel a su estilo, Lanús asumió la iniciativa y procuró elaborar jugadas con prolijidad. Por su parte, Colón hizo un planteo práctico y se mostró incisivo mediante el recurso del contragolpe.
La posesión de la pelota fue del local, aunque éste hándicap fue inservible ante la falta de desequilibrio en los últimos metros. El Granate dejó en claro lo mucho que extraña a Sebastián Blanco y el uruguayo Mario Regueiro no pudo gravitar demasiado. En cambio, el equipo santafesino lució más cómodo en la sala de espera y más claro para avanzar mediante la habilidad de Damián Díaz y las trepadas de los carrileros Ismael Quilez y Juan Quiroga.
La primera gran emoción de la noche llegó a los 30, cuando Diego Pozo tapó un remate de Silvio Romero y salvó al Sabalero. A partir de entonces, Lanús encontró una llave para abrir el cerrojo rival: Javier Carrasco. Respaldado por la gente, el juvenil empezó a inquietar con su velocidad y sus centros. Pero en el mejor momento del Granate, Colón (ya sin Fuertes, víctima de una lesión) acertó un contragolpe y abrió el marcador. Fue a los 39, cuando Joaquín Larrivey conectó de cabeza un centro de Quilez y le dibujó una sonrisa a Fernando Gamboa.
Los reproches que se escuchaban en la platea local por la injusta ventaja de Colón se quedaron sin argumentos en el inicio del complemento. A los 5, Díaz marcó un golazo en una jugada que arrancó con una serie de toques por izquierda y terminó con una genial definición del ex Boca en el área, que incluyó fintas, un enganche y un zurdazo cruzado. Lanús sintió el golpe, expuso su impotencia y tuvo una reacción muy tibia.
El Sabalero decidió cuidar la ventaja de la manera ideal, porque se defendió con la pelota y procuró cuidarla como un tesoro. Enfrente, Lanús se desteñía con el pasar de los minutos. Pero el fútbol da sorpresas siempre y, cuando nadie lo esperaba, Lanús descontó a los 21. Guido Pizarro tocó con Regueiro, quien desbordó por izquierda y encontró a Romero de cara al arco. El cordobés entró en soledad y no perdonó a Pozo.
El descuento fue como una inyección de fútbol para el elenco de Luis Zubeldía. La gente detectó la mejoría y apuntaló con su aliento. Y Colón se angustió en cada intervención de Ramírez, Castillejos (dos de los ingresados) y Romero. Obviamente, el local también se expuso en cada réplica y pudo haber sufrido el tercer tanto. El final fue electrizante e hizo vibrar a ambos protagonistas, aunque el que terminó con una sonrisa fue el visitante.
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