Huracán vapuleó a San Lorenzo en un clásico caliente
El Globo festejó una inesperada goleada frente al Ciclón por 3-0 en Parque Patricios con tantos de Carlos Quintana (PT 16m), Facundo Quiroga (ST 5m) y Diego Rodríguez, de penal (ST 26m). Miguel Brindisi cosechó su primera victoria nada menos que ante el rival de siempre.
Pocos habrán imaginado una goleada en favor de Huracán al revisar la previa del clásico con San Lorenzo. El Globo pena por su promedio y Miguel Brindisi no había logrado sacar ni un triunfo desde su asunción de la dirección técnica, mientras que el Ciclón había recuperado la sonrisa en la fecha pasada y aún soñaba tímidamente con seguir en la lucha por el campeonato. Por eso, el 3-0 fue sorpresivo. Pero también, en presencia de los hechos, resultó inapelable.
El conjunto de Ramón Díaz empezó su incursión en Parque Patricios con una actitud desfachatada, intentando llevarse por delante al local. Sebastián Balsas y Juan Carlos Menseguez complicaron con su movilidad, sumados al empuje del mediocampo. El uruguayo fue el primero en amenazar ante Gastón Monzón, pero Huracán logró disipar el peligro, hasta que a los 16, tempranamente, se torció el rumbo del encuentro.Carlos Quintana apareció por izquierda tras un pase de cabeza y definió con el alma al segundo palo, lejos de Pablo Migliore. Y el Azulgrana perdió el control. Por el contrario, el Globo comenzó a tener más la pelota, con interesantes asociaciones entre Darío Soplan, Diego Rodríguez y Julián Bottaro. No obstante, el trámite recayó en una intrascendente lucha en el mediocampo.
Recién palpitando el descanso volvieron las emociones. El Ciclón intentaba sobre todo por el sector derecho a través de Diego Rivero y algunas pinceladas de Leandro Romagnoli, y tuvo otra clara cuando Aureliano Torres envió un buscapié desde la izquierda que Balsas no logró empujar.
El complemento empezó con otro cachetazo rápido que definió el encuentro. A los cinco minutos, Quintana la peinó para Facundo Quiroga que, por derecha, clavó su zapatazo en el segundo palo. Nada estaba dicho, pero la diferencia de solidez y eficacia en favor del Globo echaba su peso sobre el marcador. Y desde esa ventaja, Huracán soltó su mejor imagen ante un San Lorenzo que quería pero no podía, y estuvo cerca de aumentar con un tiro libre desviado de Rodríguez.
Hasta que Nieto se escapó por izquierda y Gastón Aguirre le cometió un claro penal. Migliore se lució al atajar el disparo de Rodríguez arrojándose a su izquierda y luego tapándole el rebote, pero el juez de línea juzgó que se había adelantado y, a los 26, Rodríguez disparaba fuerte y al medio para anotar el tercero. La goleada ya era un hecho y poco más había por hacer.
Después, y con la persistente sensación de que estaba todo dicho y el foco trasladado a las tribunas (en donde también se lució la visita), el de Boedo buscó el del honor a través de Rivero (se toopó con Monzón) y el ingresado Gonzalo Rovira (Monzón y el palo). Después, otro ingresado, Ezequiel Filipetto, exigió a Migliore, segundos antes del pitazo final.
En un clásico que quedará en la memoria, toda la alegría era de Huracán. Y pese a cualquier polémica que pretenda sacarlo del foco, nada podrá empañar sus méritos y su fiesta.
El Globo festejó una inesperada goleada frente al Ciclón por 3-0 en Parque Patricios con tantos de Carlos Quintana (PT 16m), Facundo Quiroga (ST 5m) y Diego Rodríguez, de penal (ST 26m). Miguel Brindisi cosechó su primera victoria nada menos que ante el rival de siempre.
Pocos habrán imaginado una goleada en favor de Huracán al revisar la previa del clásico con San Lorenzo. El Globo pena por su promedio y Miguel Brindisi no había logrado sacar ni un triunfo desde su asunción de la dirección técnica, mientras que el Ciclón había recuperado la sonrisa en la fecha pasada y aún soñaba tímidamente con seguir en la lucha por el campeonato. Por eso, el 3-0 fue sorpresivo. Pero también, en presencia de los hechos, resultó inapelable.
El conjunto de Ramón Díaz empezó su incursión en Parque Patricios con una actitud desfachatada, intentando llevarse por delante al local. Sebastián Balsas y Juan Carlos Menseguez complicaron con su movilidad, sumados al empuje del mediocampo. El uruguayo fue el primero en amenazar ante Gastón Monzón, pero Huracán logró disipar el peligro, hasta que a los 16, tempranamente, se torció el rumbo del encuentro.Carlos Quintana apareció por izquierda tras un pase de cabeza y definió con el alma al segundo palo, lejos de Pablo Migliore. Y el Azulgrana perdió el control. Por el contrario, el Globo comenzó a tener más la pelota, con interesantes asociaciones entre Darío Soplan, Diego Rodríguez y Julián Bottaro. No obstante, el trámite recayó en una intrascendente lucha en el mediocampo.
Recién palpitando el descanso volvieron las emociones. El Ciclón intentaba sobre todo por el sector derecho a través de Diego Rivero y algunas pinceladas de Leandro Romagnoli, y tuvo otra clara cuando Aureliano Torres envió un buscapié desde la izquierda que Balsas no logró empujar.
El complemento empezó con otro cachetazo rápido que definió el encuentro. A los cinco minutos, Quintana la peinó para Facundo Quiroga que, por derecha, clavó su zapatazo en el segundo palo. Nada estaba dicho, pero la diferencia de solidez y eficacia en favor del Globo echaba su peso sobre el marcador. Y desde esa ventaja, Huracán soltó su mejor imagen ante un San Lorenzo que quería pero no podía, y estuvo cerca de aumentar con un tiro libre desviado de Rodríguez.
Hasta que Nieto se escapó por izquierda y Gastón Aguirre le cometió un claro penal. Migliore se lució al atajar el disparo de Rodríguez arrojándose a su izquierda y luego tapándole el rebote, pero el juez de línea juzgó que se había adelantado y, a los 26, Rodríguez disparaba fuerte y al medio para anotar el tercero. La goleada ya era un hecho y poco más había por hacer.
Después, y con la persistente sensación de que estaba todo dicho y el foco trasladado a las tribunas (en donde también se lució la visita), el de Boedo buscó el del honor a través de Rivero (se toopó con Monzón) y el ingresado Gonzalo Rovira (Monzón y el palo). Después, otro ingresado, Ezequiel Filipetto, exigió a Migliore, segundos antes del pitazo final.
En un clásico que quedará en la memoria, toda la alegría era de Huracán. Y pese a cualquier polémica que pretenda sacarlo del foco, nada podrá empañar sus méritos y su fiesta.
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