El Xeneize superó por 2-0 a la Lepra de Martino, ganó calma luego de las polémicas y alcanzó la cima del Clausura. Cvitanich (PT 44m) y Riquelme (ST 35m, de tiro libre) fueron los goleadores. En un duelo parejo y opaco, el equipo de Falcioni estiró el invicto a 34 partidos pero su nivel de juego todavía no conforma. Boca necesitaba una triunfo que reinstalara la calma luego del cruce en Venezuela entre Falcioni y los referentes del plantel, y las críticas hacia el estilo de juego que hicieron líderes del propio grupo como Schiavi y Somoza. Si bien mantuvo un nivel bajo, el Xeneize cumplió su meta al vencer por 2-0 a Newell's como local y tiene dos motivos para alegrarse: llegó a 34 partidos sin perder y es uno de los líderes del Clausura.
No se le presentó nada accesible el partido a Boca, ya que el planteo de Martino se basó en robarle el protagonismo al local a pura presión. Así, el Xeneize repitió la falta de variantes y profundidad que se le había reprochado en los últimos encuentros. Riquelme debió lidiar con la dura marca de Mateo, quien lo encarceló en un marcaje agresivo.Con el correr el periodo inicial, la Lepra sintió el desgaste del arranque y le cedió el terreno a Boca, que sólo tuvo juego a partir de un par de pases filosos de Román. Extrañó la timidez de Clemente para subir por izquierda, Rivero no gravitó por derecha, Mouche no hirió por las bandas y Erviti (en una posición más flexible) tampoco aportó en la gestación. Pero el cielo de Boca se despejó a los 44 minutos, en una jugada que nació con polémica. Era lateral para Newell´s, pero el juez de línea falló y se lo dio al local. Luego, Clemente envió un centro al área y Cvitanich conectó en soledad. Desde el banco, Martino estalló y trasladó su enojo en reclamos. Poco le importó al Xeneize, que necesitaba oxígeno. La agresividad de los rosarinos reapareció en el inicio del complemento, cuando Urruti desbordó por derecha y Vangioni se lo perdió de cabeza. Los de Martino, que llegaban invictos, esgrimieron ganas saludables y emparejaron el duelo ante un Boca sin una efectiva coordinación ofensiva. La escasez de potencia en los últimos metros fue un déficit mutuo.Luego de varios minutos soporíferos, el talento de Riquelme le inyectó una dosis de emoción al partido y una de color al triunfo de Boca. Iban 35 cuando el enlace venció a Peratta con un preciso tiro libre desde la izquierda y el desahogo fue completo. Boca sentenció una victoria trabajosa y recuperó la calma, aunque su deuda de juego en 2012 sigue vacante.